domingo, 20 de febrero de 2011

MIS POLVOS MÁGICOS

Yo siempre he sido una chica alta y delgada, aunque el hecho de ser alta implica tener unas largas piernas que te hacen aparentar aún más delgada. Nada más llegar a casa, tenía la costumbre de dejar todo tirado por el suelo, donde la mayoría de mis cosas pasaban la mayor parte del tiempo, por lo que mi habitación estaba siempre desordenada. Yo era una chica muy tímida y cuando no me costaba ponerme roja, y entonces, no había forma que volviera a mi color de piel blanquecino.
A los 10 años el médico dijo que mama tenía cáncer. La verdad es que lo tomamos con mucha filosofía, nunca pensé que sería una enfermedad tan compleja y sufrida ya que he oído en todas partes que es muy probable que en el siglo en el que estamos las personas con cáncer lo superen, aunque nunca dicen lo que cuesta de superar. Desde entonces apenas dormía, comía o tena vida social, mi vida se basaba en intentar ayudar a mi madre en lo que pudiera, al igual que mi hermana.
Dos años después, mi padre nos abandonó a mi madre, mi hermana y a mí y como no pudimos mantener el piso, tuvimos que mudamos a un pueblo relativamente alejado de la ciudad para aquel que no tiene coche, pues solo se podía acceder allí en autobuses especiales con un cierto horario. Allí comencé las clases en un nuevo instituto, con lo que ello implica. Siempre recordaré mi primer día en aquel instituto, iba tan perdida que no sabía dónde me dirigía, pero no conocía a nadie, por lo que no sabía a quién pedir ayuda. No recuerdo muy bien como llegué, pero recuerdo que llegué, que era lo importante. Miré a mi alrededor y solo veía a gente desconocida. No sabía dónde sentarme a si que ande y ande hasta que llegué a la primera mesa y me percaté que no podía seguir mirando donde sentarme a si que tuve que sentarme allí. Giré la cabeza y vi a una chica que me miraba con malicia y me pregunto por mi nombre. Eso me saco los colores y le dije tartamudeando “Elisa”. Aunque éramos diferentes totalmente, al final Magda y yo nos hicimos muy amigas.
Al principio me costaba mucho hablar con Magda porque éramos muy diferentes, pero era la única persona que conocía allí y dado que mis amigos de donde vivía antes no vinieron a verme nunca después de mudarme, no había nadie a quien podía contarles como me sentía. Comencé a hablar bastante con Magda aunque como ya he dicho no teníamos mucho en común, por lo que me costaba sacar tema de conversación, ella solo sabía de discotecas a las que yo nunca había ido y ni siquiera había oído nombrar y yo le hablaba de libros de los que ella no sabía que existían.
Pasó mucho tiempo y mi madre iba mejorando por lo que tenía más tiempo libre para mí, aunque nunca le dejaba sola, ya que aunque ella decía sentirse bien, con el cáncer nunca se sabe. Al mismo tiempo Magda y yo comenzamos a hacernos muy amigas y comenzamos a contarnos nuestros problemas y cosas más íntimas. Ella me dijo que lo que necesitaba era salir un poco y divertirme, yo sabía que tenía razón, pero no estaba segura de que debía hacer. Cuando llegué a casa, le comenté a mi madre que
Magda me había dicho de salir por la noche y para mi sorpresa ella estaba encantada de que tuviera amigas aquí y me dijo que saliera que sería lo mejor para mi, que así conocería a más gente. Le hice caso y le dije a Magda que aquel fin de semana iba a salir.
Entonces llego el viernes, yo estaba muy emocionada, era mi primer fin de semana que podía salir después de muchos años. Llegue a casa y cene con mi madre, ella también parecía muy contenta. Me dirigí a mi cuarto y mire toda la ropa que tenía en el armario, y finalmente me puse unos vaqueros y un jersey de lana negro. Me despedí de mi madre y me dirigí a asa de Magda. Llegué a casa de Magda a las 11 como habíamos quedado.
Ella me abrió la puerta y pegó un grito de alegría “Aaaahh!! Por fin vasa salir conmigo de fiestaaaaaaaaa!”- dijo.
Luego me dijo –“Sabía que vendrías así ¿es la primera vez que sales verdad?, anda pasa!”.
Yo no sabía muy bien a qué se refería pero no le hice mucho caso. Entre dentro y me percaté que no había nadie en su casa, le pregunté por sus padres y ella me dijo que su padre le abandonó cuando era muy pequeña y su madre estaba trabajando.
Una vez llegamos a su habitación abrió su armario y comenzó a sacar ropa y ropa y yo le dije “¿no estás ya preparada? ¿No llegaremos tarde?” y ella me contestó – “esto no es todo para mí, también para ti, y no te preocupes hemos quedado a las 12 aún falta una hora, lo justo para arreglarnos”. Acabe con una minifalda de cuero, una camiseta con un escote que parecía no acabar y unos tacones de 10 centímetros con los que no podía casi andar. Me maquillé por primera vez sin saber muy bien cómo hacerlo. Una vez preparadas tocaron el timbre, era el novio de Magda que vino a recogernos. Fuimos con él y su amigo en su coche.
Fuimos a una discoteca y empezaron a beber. Me preguntaron que iba a beber yo y le dije a Magda que yo nunca había bebido, ella empezó a reír y me dijo que esa noche tenía que probarlo que me iba a gustar. Decidí hacerle caso, pero sabiendo cómo era Magda, le dije que solo lo probaría, solo tomaría una copa. Eso es lo único que recuerdo… la verdad es que lo pasé muy bien, bailamos, charramos y desconecté un poco de los problemas que tenía a si que decidí repetir en cuanto pudiese.
Poco a poco me iba pareciendo cada vez más a Magda. Recuerdo que una noche uno de los amigos con los que solíamos salir saco de su bolsillo una bolsita con unos polvos blancos.
Yo me quedé un tanto sorprendida y le dije a Magda –“¿eso es lo que creo que es?” ella se rio un poco
Ella me contesto, -“Vamos no te sorprendas tanto, nunca habías visto una de estas?”
No quería sentirme fuera del grupo que había conseguido y le dije que yo sabía perfectamente que era, entonces ella me dio a probar a si que lo probé.
-“Wow” dije. Estaba flotando en una nube, -“nunca me he sentido así, dije” me encantaron esos polvitos, me hacían estar en vario mundos a la vez, y cada uno de ellos mejor que el anterior. Comencé a salir mucho con ellos y empezaron a gustarme cada vez más esos polvitos. Salía prácticamente todos los días, daba igual que día de la semana fuera y no pasaba mucho por casa.
Mi madre empezó a decirme que había cambiado mucho, que no me reconocía en muchas ocasiones ni en la forma de vestir, aunque yo siempre he credo que lo decía por aquella vez cuando llegue a casa y aún me quedaban efectos del alcohol y la droga.
Un día, cuando llegue a casa, vi a mi madre tumbada en el suelo, llamé a una ambulancia, pero sabía que no llegaría a tiempo a si que decidí coger su coche y dirigirme al hospital. Solo había conducido cuando salía con Magda de fiesta, pero yo no tenía ni carnet ni edad. Ya cerca del hospital vi como un policía me paraba y yo aceleré, no sabía qué hacer, si me pedían la documentación verían que no tenía ni edad ni carnet de conducir y si le tenía que contar toda la historia seguramente no llegaría a tiempo al hospital y yo acabaría en la cárcel.
Ya faltaba muy poco para llegar al hospital cuando uno de ellos me disparó en una rueda, el coche estaba totalmente fuera de control. De repente oí un fuerte golpe y vi lo que había sucedido, me acababa de colisionar con otro coche y me parecía ver sangre por todas partes, gire mi cabeza y no vi a mi madre. Mire adelante y allí la vi, pálida y con un charco de sangre a su alrededor y en frente de ella el coche con el que había colisionado y un niño de 5 años con su hermana de unos 7 años en el asiento trasero junto con su madre en el delantero, no parecían poder moverse. Lo único que se me ocurrió antes de que llegara la policía fue coger una de las bolsitas que tenia debajo de asiento de esos polvitos mágicos que siempre me hacían sentir tan bien, mis magníficos polvitos mágicos, a ver a qué mundo me llevaban esta vez...

3 comentarios:

  1. Hola,

    me ha sorprendido que el relato fuera tan largo, esta vez se te han ocurrido más cosas. No sabía que tirarias por el camino de las drogas, cada una ha tenido una visión distintas de los "polvos mágicos".

    Muy descriptivo todo, pero me ha parecido una historia bastante simple. El tema tan poco me gustaba mucho, pero esta bien.

    Me alegra que te guste mi título. A ver que se te ocurre ^^

    ¿Te lanzas a poner tú el de la semana que viene?

    Te quiero mucho.

    Besos.

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  2. Hola Carla,

    me alegra que te haya gustado mi historia.

    Mujer, tú ni te preocupes, poco a poco, cuando le vayas cogiéndo el tranquillo, las palabras saldran solas, al igual que la inspiración, y adquiriras más técnica y más vocabulario. Al principio, si nunca has escrito cuesta, todos hemos pasado por ahí.

    ánimo guapa ^^

    Te quiero :)

    pd. si, si que me disfrazaré como te dije. Cris de papagayo (eso me dijo ayer). ¿Y tú que?

    pdd. te mandaré un correo a lo largo de la semana para ver como tengo el fin, por que quizás sería mejor ir el sábado a la feria (por que que el domingo estaremos durmiendo), pero ya te digo. Por que el sábado tenía mil planes.

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  3. Karla!
    Soy la perra de la Rosa (en representación suya) en el extraño mundo de los blogs, porque no he podido descargar tu relato.
    Tía, me ha gustado. Las drogas era una de las tres cosas que tenía en mente con lo de "polvos", junto a algo sobre como mínimo UNA (magnífica jajaja) noche sexual, y junto a los clásicos polvos mágicos de un duende/hada/brujo, por si a alguien le daba por la rama fantástica^^. (De manera que el medicamento "mágico" de Esther ha sido una sorpresa).

    Bien, aunque no te centras mucho en el por qué del radical cambio de Elisa (su mente, su soledad etc) y hubiera estado bien que hurgaras más en sus sentimientos, su comportamiento lo da bastante a entender. Por otro lado, el final iba camino de ser quasi "demasiado" dramático, pero para mí, toda la importancia recae en las últimas palabras: "a ver a qué mundo me llevaban esta vez..." que están de puta madre bien escogidas, y en la manera mecánica y evasiva con la que la protagonista recurre a los jodidos polvos mágicos se ve con una contundencia casi cruel lo jodida que tiene el alma la muchacha, por tanto, creo que has cumplido porque supongo que uno de tus objetivos al escribir esto debía de ser ése :)

    Otro detalle para moi relevante que comento SÓLO porque era yo quien puso este título, es que lo has hecho en primera persona. Gracias por entenderme. (Mi esposa se ha pasado mi "Mis..." por el forro, no sé por qué, siendo que escribirlo desde el punto de vista inocente de la niña enferma le hubiera dado la guinda al dramatismo de su muerte). El título iba a darlo solamente como "Polvos mágicos", pero añadí el puto determinate posesivo para ¿forzaros? a escribirlo en primera persona. Para el lector no siempre tiene por qué ser así (aunque sí muy a menudo), pero como escritoras novatas que somos, y desde mi punto de vista creo que escribir en primera persona crea entre Quien-escribe y sus Personjes/Protagonistas un vínculo más especial que si se escribe en tercera persona, ya que la inmersión en el mundo creado (en tu caso la situación, el contexto social y familiar de Elisa) es más potente.

    Así, enhorabuena, se nota que te gusta escribir así que sigue haciéndolo ^^ Tengo muchas ganas de leer el próximo que hagas, a ver qué haces con el simpático zafiro de Esther, porque yo no tengo ni chuchas guarras ideas de qué hacer con esto jaajaja, los títulos de mi esposis siempre me rompen las pelotas po weón (te quiero Esposis^^), en fin, ya ze verá.

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