jueves, 6 de agosto de 2009


Todo comenzó un amenecer de mayo, en un tren en el cual reflejaba al sol escondiendose, dando todo su brillo a ella.
Una mujer de ojos azulados verdosos y un cabello de oro como el mismo sol.
De este modo, aquel hombre situado enfrente suya, al que el alba le reflejaba en la cara, de ojos marrones y cabello moreno, le miraba sin poder parar, no sabia porque no podia para de mirarla, sabia que tarde o temprano el tren finalizaria su trayecto y que él no haria nada, que solo seria un recuerdo de ese dia.
Ella conocedora de la situación y de la debilidad que a este le provocaba, le miraba a los ojos y acto seguido miaba al suelo sonrojandose la cara, mientras pensaba en las consecuencias que tubo una situación parecida.
asï estubieron bastante tiempo, hasta que en una parada aquella mujer, despidiendose con una dulce mirada, bajo del tren dandole su brillo a la luna y así anocheció.

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